Este es un capítulo de muestra. ¡En Amazon se pueden leer más!

Días de perros


4 de marzo

Armé un grupo de Facebook. Busqué la foto de perro más tierno que pude encontrar. Elegí una de un cachorro de labrador blanco, uno con una expresión muy triste. Si no le provoca ternura al que la vea, es porque no tiene alma. La puse en la página de entrada del grupo. Junto con esa foto, lo primero que se lee es el nombre del grupo: “Todos por Rayito”. Rayito le va muy bien como nombre al perro de la foto.

Es el gancho perfecto. ¿Cómo no caer cautivado por esos ojos tiernos, esa expresión necesitada de ayuda, ese texto que evoca sentimientos maternales de protección? He ahí mi última obra maestra, un grupo de Facebook para atraer mujeres, un imán perfecto para chicas buenas y tiernas que se sientan conmovidas por Rayito, el perro inexistente que “perdí”. Cuando contacten conmigo para darme información sobre el perro, se van a ver impresionadas por mi sensibilidad y eso me va a permitir acercarme a varias.

Pero la foto no es lo único que tiene el grupo. La cosa se pone mejor cuando se lee la descripción. A través de esta, se deduce con claridad que soy un comprometido con la causa animal y que mi nivel de empatía con los pobrecitos perritos es altísimo.

¡Hola! Soy Rayito. Desde hace una semana que falto de mi casa y estoy muy triste. Una mañana de martes yo jugaba felizmente en el verde jardín al frente de mi hogar, disfrutando del pasto húmedo de rocío, de las mariposas y del sol. Lo hacía con esa dignidad que solo tenemos los animales, que no son capaces de hacer daño sin justificación, como sí es capaz el ser humano, que es un hijo de puta. Menos mi dueño, que me quiere mucho, me trata con nobleza y dignidad, y me da de comer GrokChow, el mejor alimento para canes nobles, hecho con respeto, 100 % vegetal.

Eso lo puse por si se da la casualidad de que un directivo de GrokChow lee la descripción del grupo y está interesado en pagarme por poner publicidad en el sitio de Rayito.

Jugaba apaciblemente, hasta que un auto negro paró frente al patio. Un hombre se bajó y parecía amistoso, aunque estaba vestido todo de negro, color que representa el mal. Se acercó a mí con una pelota y un vaso de Coca Cola, bebida que los hombres reservan para ellos y no comparten con nosotros, sus más dignos compañeros, los canes. Tentado frente a tanta diversión prometida por la pelota y la Coca Cola, fui hacia él. Me tomó en sus cariñosos brazos y me metió en el auto. Ahí jugamos por un rato hasta que se cansó de mí y comenzó a golpearme. Yo no comprendía por qué lo hacía y le pregunté: “¿Por qué me golpeas, hombre? Yo soy un can, un noble animal que solo quiere dar amor, y tú me devuelves ira y dolor. ¿Quién es el verdadero animal aquí?”. El hombre, aburrido de mí, me lanzó por la ventana del auto en marcha y caí en un charco de agua sucia. Ahora vago por las calles sin rumbo, sin saber dónde está mi hogar, y es seguro que pronto moriré. Pero por suerte todos los perros van al cielo, y ahí seré libre y correré por las nubes, aullando como mis ancestros, los lobos, que nada entienden de la maldad del hombre. Solo quisiera ver a mi amado dueño de nuevo y comer por última vez una porción de GrokChow antes de morir. Por favor, ayúdame a reencontrarme con mi dueño.

Ya invité a mis 76 contactos, junto con un mensaje pidiéndoles que por favor reenvíen la invitación a todos los que puedan, así todos juntos podremos unirnos en esta cruzada para que yo me levante a alguien. Digo... para encontrar a Rayito.

6 de marzo

Las consecuencias de la búsqueda que he lanzado a lo largo y ancho de Internet por Rayito ya se están sintiendo. En primer lugar, algo que no preví: mucha gente que me conoce me pregunta cuándo había comprado ese perro, porque no se habían enterado de que lo tenía. Lógico, dado que todo es una mentira. Les dije que lo había comprado hacía poco, apoyado por el hecho de que la foto muestra que Rayito es un cachorro. Algunos más suspicaces están argumentando otra cosa: ¿Cómo puede ser cierta la historia si actualmente estoy viviendo en el apartamento de mis padres, un piso tres, y sin embargo menciono que Rayito jugaba en el patio de casa? Bueno, para esos no tengo respuesta. En esos casos trato de cambiar de tema. A Fernando, mi gran amigo, le tuve que decir la verdad. Se mató de risa, me dijo que el plan no iba a funcionar y me deseó mucha suerte.

La segunda consecuencia es que el grupo “Todos por Rayito” ya tiene 65 miembros. Está progresando muy bien. La gente deja mensajes de solidaridad y se preocupa por el perro. Y también estoy recibiendo algunos mensajes personales, como esperaba.

De: Cecilia Bastarrica
Para: Gerardo Cuestas
Tema: Vergüenza
Solo quería decir que me conmoviste con la historia de tu perro y que lamento mucho por lo que estás pasando. Yo no sé nada de Rayito pero mandé la invitación del grupo a muchos de mis amigos y seguro que alguien lo va a ver y lo vamos a encontrar. Es una infamia que delincuentes como ese que secuestró a tu perro y lo tiró a la mugre estén sueltos y nadie los meta presos por no tener alma y maltratar a una criatura indefensa. Lamentablemente, mientras este Gobierno continúe en el poder esto no va a cambiar. Pero todos juntos podemos salir adelante. Te invito a que firmes para bajar la edad de imputabilidad de los menores. Gracias.

Uh, una pesada que se pasa quejando de “qué mal que están las cosas y yo no sé a dónde vamos a ir a parar”. No me interesa, quiero algo más fácil. Siguiente mensaje.

De: Mabel Carreño
Para: Gerardo Cuestas
Tema: ¡Apareció tu cachorro!
Hola, te quería decir que una señora de acá cerca encontró a tu cachorra. Es una perrita preciosa, cocker. ¿Es la que vos perdiste, no?

A este le respondí:

De: Gerardo Cuestas
Para: Mabel Carreño
Tema: Re: ¡Apareció tu cachorro!
Gracias, gracias, qué interesante. ¿Cuántos años tiene esa señora y cómo es? Me gustaría ponerme en contacto con ella.

De: Mabel Carreño
Para: Gerardo Cuestas
Tema: Re: Re: ¡Apareció tu cachorro!
Es una señora mayor, una abuela amorosa de setenta y tantos años. Ella pasea mucho por el barrio y así encontró a la perrita. Te paso el teléfono de la abuela. 4395732.

De: Gerardo Cuestas
Para: Mabel Carreño
Tema: Re: Re: Re: ¡Apareció tu cachorro!
Ugh. ¿Una abuela? No, gracias, te agradezco, pero mi perro era un labrador. No creo que sea el mismo, dado que es perra y cocker la que encontró la señora. Gracias, de todos modos.

Todavía no estoy en esa onda de sexo con la tercera edad. Siguiente.

De: GrokChow Inc.
Para: Gerardo Cuestas
Tema: Intimación
 Le comunicamos por la presente que GrokChow es una marca registrada, y su uso en su grupo de Facebook representa una clara violación de la Ley de Marcas 9739, por encontrarse ese nombre registrado frente a las autoridades competentes.

Adicionalmente, el uso de GrokChow en un sitio de tan mal gusto, apelando a imágenes que provocan la mayor tristeza en la gente para así efectuar la recuperación de un perro, no es algo con lo que GrokChow quiera estar asociado.

Dicho lo anterior, lo intimamos a que deje de utilizar la marca GrokChow y adjunte una misiva en su sitio, donde explique que su perro nunca consumió GrokChow. De lo contrario, iniciaremos las acciones legales que consideremos apropiadas para el caso.

Hay gente que, la verdad sea dicha, no tiene nada de visión. Podía haber sido una excelente oportunidad de negocios para los dos, GrokChow y yo. Siguiente.

De: Analía Carrizo
Para: Gerardo Cuestas
Tema: ViveVerde
Pertenezco al movimiento vegano “ViveVerde”. Los veganos somos un grupo de gente practicante de una filosofía que rechaza todo tipo de maltrato o explotación de los animales, partiendo de la base de que el ser humano también es un animal y, por tanto, no tiene derecho a ser instrumento de explotación de sus iguales, otros animales.

Estuve leyendo lo que escribiste en nombre de Rayito en tu grupo y creo que tenés una gran capacidad de conmover a la gente, la cantidad enorme de adeptos de tu grupo así lo demuestra. En “ViveVerde” siempre necesitamos gente así, que nos ayude a expresar el sufrimiento que los animales cargan porque el ser humano se lo ha depositado. No te prometo que vayamos a encontrar a Rayito, pero si te interesa oír más de nuestra tarea, te pido por favor que te comuniques conmigo. Tal vez Rayito no vuelva, pero otros sí.

Opa. Una vegana. Estas se sacan fotos en pelotas en las marchas que hacen a favor de los animales. Y si se sacan fotos en pelotas, seguro que son fáciles. Capaz que acá encontré algo que se pueda aprovechar. Le voy a contestar.

7 de marzo

Hoy me puse en contacto con Analía y le dije que me interesa muchísimo la causa de ellos, aunque yo no soy vegetariano. Le mencioné que es posible que precise un poco de convencimiento para volverme vegano, pero que puedo ser convertido. Así se entusiasma: a los activistas siempre les interesa conseguir nuevos adeptos.

Además, le dije que estaba interesado en escribir para ViveVerde, ayudando a conmover al resto de las personas insensibles que no se dan cuenta de que los animales sienten tanto como los hombres. Quedamos en reunirnos para concretar los detalles y que ella me pueda contar más sobre ViveVerde. La voy a invitar a encontrarnos en McDonald’s. Así comemos algo y se parece a una cita. Hace tiempo que quiero comerme una hamburguesa, y ella se puede arreglar. Se pide una con lechuga y tomate y me pasa la carne a mí, y se la pongo a la mía.

El grupo está teniendo 72 miembros. Se está enlenteciendo su crecimiento, lo cual es un problema. Desde la última vez que escribí sobre el tema, solo me llegó un mensaje más.

De: Martín Gómez
Para: Gerardo Cuestas
Tema: Perro encontrado
Buenas noticias. Hemos encontrado muchos perros, aunque no el tuyo. Tenemos un criadero y vendemos solo los mejores perros de raza para gente exigente que ama a los animales como tú.

Lamentamos muchísimo que estés separado de Rayito, pero es hora de aceptar la realidad: ese perro debe de estar muerto. Un perro así de pequeño, en este duro mundo lleno de indigentes, ya debe de haber sido devorado por alguna turba incivilizada.

Por eso es que te venimos a ofrecer una alternativa. Por poca plata podés comprar un reemplazo, otro perrito que te acompañe y te saque esa tristeza que no te deja en ningún momento. Hasta le podés poner de nombre Rayito 2.

Si te interesa, por favor, ponete en contacto con nosotros.

10 de marzo

Hoy tuve mi cita con Analía. No fue lo que yo esperaba. No me refiero a lo físico. Es un poco más joven que yo, de complexión pequeña, baja, morocha, pelo corto. Muy interesante. Ese no fue el problema. El problema fue que ella estaba interesada en convertirme a la causa de ViveVerde y no en hablar de nosotros. Creo que no estaba muy receptiva a una potencial relación o interés en mi persona. No fue buena idea hacerle creer que yo era afín a esos delirios de los veganos.

Nos encontramos en la puerta, sobre la tarde, y entramos al local. Yo pedí un combo de pechuga de pollo a la plancha. Ella rechazó mi sugerencia de pedir una hamburguesa y sacarle la carne. Los activistas son demasiado fanáticos. Ese tipo de fanatismo le hace mal al mundo. Hay que tener la mente más abierta. Si vos sos así de cerrado, ¿qué pasa cuando tenés que interactuar con alguien que no está de acuerdo? ¿Le pegás un palo en la cabeza? Empezás así, y cuando te querés acordar, das un golpe de Estado. Esa forma de pensar no nos hace bien, como sociedad.

Nos sentamos en una mesa, enfrentados, y yo mordí el sándwich mientras ella hablaba de ViveVerde.

–ViveVerde es una organización dedicada a detener la explotación de los animales por parte del hombre. Creemos que los animales tienen los mismos derechos que los hombres y por eso las que nosotros llamamos “cuatro columnas de la explotación al animal” deben ser derruidas. Bla bla bla. Bla bla bla bla bla. Bla bla bla. Bla bla bla bla bla. Bla bla. Bla blablabla. Blableta. Blabla.
No tenía idea de qué me estaba hablando, no estaba prestando atención. No era interesante y el pollo estaba bueno. Pero algún tipo de conversación tenía que darle, así que en un momento traté de iniciar un debate amistoso.
–Ajá. ¿O sea que no se puede matar a ningún animal?
–Y, no. A no ser que tengas un buen motivo, como puede ser la autodefensa.
–Entonces puedo matar polillas. Me comen todos los buzos de lana –reí.

Analía permanecía muy seria. Intenté otro enfoque.

–¿Y si el bicho es bien feo se puede matar?
–¿Como que si es feo? Estamos hablando de que los animales tienen los mismos derechos que los hombres y vos querés matar a uno por feo. ¿Vos matarías a alguien por ser feo?
–No... no... era más bien un chiste. Yo estaba pensando en los tiburones. Viste que son refeos. No son como los dibujitos que pasan en la tele de los tiburones, que los hacen sonrientes y peligrosos pero simpáticos. En la vida real tienen cara de nada, con esas bocas sin gracia y con ojos chiquitos. Los ojos chiquitos son signo de maldad. Y los tiburones son bastante malos, ¿no? Comen otros animales... y gente. Ellos no apoyarían a ViveVerde. No son veganos.
–Gerardo, yo tengo ojos chiquitos. Y el tiburón no tiene la culpa de no tener la inteligencia para darse cuenta de que explotar otros animales está mal. Vos sí.
Qué problema. Esta línea de conversación no nos estaba llevando a ningún lado.
–Pero, Analía, vos hablás de explotación del animal, pero yo pienso por ejemplo en el pollo que me estoy comiendo. Este pollo vivió toda su vida en un criadero. Este ser nació y desde entonces vivió con todas las comodidades. Siempre estuvo bien alimentado, nunca le faltó abrigo y tuvo un techo donde refugiarse de la lluvia. Siempre estuvo rodeado de compañeras con las cuales intimar si lo deseaba. Si ese pollo fuera libre lo habría pisado un camión o se lo habría comido algún lobo de esos que andan por el campo. El único precio que tuvo que pagar por todo ese confort fue alimentarnos. No sé, cambiar una muerte a mediana edad por vivir con todos los lujos, como una estrella de Hollywood te diría, capaz que vale la pena, ¿no?
–Qué horrible que pienses así. Pero sos un tipo sensible. Así que te voy a poder demostrar que estás equivocado –y tras decir eso, sorpresivamente, me tomó la mano con la cual yo sostenía el sándwich de pechuga y me lo puso delante de la cara, para que lo viera bien–. ¿Ves? –continuó.
–Veo... una pechuga de pollo a la plancha –contesté.
–No. Mirá bien la carne. Mirá las burbujitas que hay por todos lados.
Miré bien y no encontré ninguna burbujita. La pechuga de pollo era normal, corriente y saludable.
–No las veo...
–Estás tan corrompido que no las notás. Esas burbujitas en la carne son producto de que ese pollo no tuvo una vida normal.
–Pero no hay burb...
–Esas burbujitas son los agujeros que quedaron en el alma del pollo en su momento de morir, provocadas por una vida de sufrimiento y tortura. Y una mala alimentación, de granos de soja transgénica, hecha con genes de otros animales, que hacen que el pollo de a poco pierda conciencia de su pollitud y su naturaleza se pervierta. ¿A vos te gustaría que te fusionaran con una medusa?
–No, la verdad, creo que no.
–Bueno, al pollo tampoco. Después se mete al agua, a bañarse, y quiere nadar y no puede porque es un pollo y no una medusa. Y esa es su frustración. Y así se genera un alma totalmente torturada que sufre. Que llora. Y vos, cuando te comés ese pollo, te estás comiendo el alma de ese pollo también. Y comés todo ese sufrimiento. Eso no te hace bien.
–Ah. Mirá. Yo pensé que cuando lavaban bien la carne esas cosas se iban... –no se me ocurría nada más para decir. 

Analía me hablaba muy seria y preocupada. No le podía llevar la contra. Si hacía eso, capaz que me despertaba al otro día con una manifestación acusándome de crímenes contra la animalidad en la puerta de mi casa.

–Es por eso que tenés que ser vegano. ¿Entendés? –me sonrió con mucha ternura–. Hacelo por Rayito. Vos no te lo comerías a él, ¿verdad?

Eso fue el colmo. Usar esa táctica rastrera, de apelar a mis sentimientos por Rayito para hacerme vegano, me hizo decidirme. Ya sé que Rayito nunca existió. No es el punto, el punto es que ella es capaz de manipular a las personas a través de sus sentimientos más profundos. Ella no sabe que Rayito no existe, así que eso no importa. Terminé las papas fritas y me fui. Ni siquiera quise poner en tela de juicio si las papas podían tener alma o no, o si esa alma estaba torturada también. Capaz que hasta la convencía y se terminaba muriendo de hambre. O arrancaba a comer piedras. Quién sabe.

Estoy revisando el grupo de Facebook a ver si hay alguna otra candidata y estamos en 75 miembros. Esto se está quedando quieto. No he recibido ningún mail nuevo desde el tipo que me quería vender un perro. Esto no está funcionando.

Me quedé pensando en eso. El tipo me quería vender un perro. Cuando se supone que yo todavía estoy llorando a Rayito. Qué chanta.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.