Todos los que saben quién es Diego Soler (Montevideo, 1980) han tenido contacto con sus inagotables ocurrencias. Está maldito con una imaginación hiperactiva, alimentada por demasiados años de contacto con cómics, series de TV, libros y, sobre todo, videojuegos.

Desde pequeño hacía que sus amiguitos leyeran historietas y cuentos de su autoría. Seguramente espantosos. Una exitosa carrera como punching-bag de una bandita de golpeadores en los años liceales lo obligó a poner en pausa sus intereses creativos. No daba el tiempo para todo.

Terminada esa fase, estudia, como siempre le dijeron en su casa, y se recibe de ingeniero en informática. Ejerce la profesión felizmente desde el 2003. Es durante la preparación de su tesis que redescubre el gusto por la escritura.

No pudiendo soportar la cantidad de disparates que habitan su cabeza, inicia una doble vida al mejor estilo superheróico: de día tiene un trabajo de oficina normal, de noche se vuelve escritor de humor. Por ahora no cuenta con un mayordomo que lo ayude a llevar adelante esta labor, aunque hay un llamado abierto para llenar la vacante.

Mantuvo varios blogs, entre los cuales destaca el sitio No Tiren Bombas, donde en el 2013 se empezó a publicar un podcast. Días de Éxito es su primera novela. Y queda mal que lo diga, pero es un chiste atrás del otro. Diego lloró de risa escribiéndola. Deberían leerla.

Lo pueden encontrar en Facebook, en Twitter y por correo.

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